CREMAS ANTIEDAD: MANUAL DE USO
Porque no es lo mismo una crema hidratante normal que una antiedad, te contamos cómo aplicarla para que realmente funcione
Ya sabemos de la importancia de hidratar la piel a diario y los beneficios que supone masajearla mientras te aplicas tu crema hidratante. Pero lo cierto es que con el paso del tiempo, la textura de la piel y el rostro cambia y tenemos que empezar a echar mano de cremas antiedad para ralentizar la aparición de la flacidez, las líneas de expresión y las manchas propias de la edad.
Y como este tipo de cremas tienen una fórmula distinta, también cambia su forma de uso y aplicación. Te contamos cómo hacerlo para sacar el máximo potencial a sus propiedades.
¿Cuándo empezar a usar cremas antiarrugas?
Lo primero de todo es saber cuándo necesitamos realmente empezar a usar las cremas antiedad. Según los expertos, nunca es demasiado pronto para utilizar un tratamiento antiedad, aunque es a partir de los 30 cuando la piel comienza a perder elasticidad y colágeno de forma natural.
Además, los factores externos, como la contaminación, el sol, la alimentación, el estrés o la falta de sueño pueden acelerar el envejecimiento prematuro, por lo tanto, es momento de usar un tratamiento específico.
¿Cómo elegir la crema antiedad?
Nuestra experta Alicia Arias, Trainer & Coach de Biotherm España, nos explica cómo elegir la crema reparadora más adecuada a las necesidades de tu piel.
La piel va evolucionando y cambiando con el paso del tiempo y con las diferentes situaciones a las que nos vamos enfrentando y eso hace que no siempre tengamos que utilizar los mismos productos de cuidado para nuestra piel.
Por eso descubrirás cómo elegir el producto idóneo para tu piel y tus necesidades.
¿Cómo usar la crema antiedad?
Es fundamental hacer movimientos que luchen contra los efectos de la gravedad, porque la pérdida de elasticidad conlleva la caída del óvalo facial, sinónimo de mejillas caídas, mentón flácido y papada. Por eso, lo recomendable es aplicar una pequeña cantidad de crema en cinco puntos estratégicos del rostro –frente, nariz, barbilla y mejillas–, el cuello y escote. Extiéndela de forma ascendente e incidiendo en los surcos de las líneas de expresión y arrugas.
Y recuerda que, aunque quieras evitar las patas de gallo, no debes aplicar la crema en el contorno de ojos. Esta zona es más delicada y necesita otros cuidados y productos.
¿Cuándo aplicarla?
Cada mañana, después de la limpieza facial usa un sérum antioxidante para preparar la piel y activar la producción de colágeno y, a continuación, aplica tu crema antiedad de día. De esta forma, sus nutrientes penetrarán en las capas más profundas de la piel y su efecto aguantará más horas.
Por la noche, el proceso es similar pero con algunos matices. Una vez te hayas desmaquillado correctamente, utiliza una esencia facial para reparar el rostro desde el interior y fomentar la absorción del resto de productos. Después aplica una loción hidratante y, por último, tu crema antiedad. Así ayudarás a la regeneración celular nocturna y te levantarás con un rostro descansado y con las líneas de expresión atenuadas día tras día.